Bufffffff... menudo paisaje paradisíaco. Un paisaje con una redondez totalmente perfecta. Con una separación fabulosa para que cualquier miembro pueda reposar plácidamente. Un paisaje con unas areolas perfectamente definidas y dibujadas, y coronadas por unos turgentes y muy deseables pezones que están para comérselos.
Entiendo perfectamente que tu marido les ponga natilla de vainilla: Eres el postre perfecto.